¿Cómo se originan la placenta y el cordón umbilical necesarios para que el feto se nutra y respire a través de la madre durante el embarazo?





Todos conocemos el proceso de fecundación, cuando el espermatozoide fecunda al óvulo en la trompa de Falopio y posteriormente el embrión desciende hacia el útero dónde consigue implantarse en el endometrio. Pero quizás se desconoce más cómo se originan las estructuras extraembrionarias de la placenta y el cordón umbilical.

Cuando el embrión se implanta en el endometrio alrededor del 5º o 6º día después de la fecundación, éste se encuentra en estadio de blastocisto, dónde se pueden diferenciar claramente dos tipos celulares, el trofoblasto y la masa celular interna. Del trofoblasto derivarán la placenta y el cordón umbilical y de la masa celular interna todos los tejidos que formarán el embrión.

En el trofoblasto a su vez podemos diferenciar 2 capas de células, una interna denominada citotrofoblasto y otra externa denominada sincitiotrofoblasto, que es la que va a ir digiriendo el endometrio mediante enzimas proteolíticas hasta alcanzar el interior de la mucosa uterina, quedando totalmente conectados los vasos sanguíneos de la madre con el sincitiotrofoblasto y estableciendo así una circulación útero placentaria.

Toda esta unión de vasos entre el embrión, la madre y el sincitiotrofoblasto darán lugar a un órgano llamado corión que junto con la pared del útero formarán la placenta.

El pedículo de fijación entre el embrión y la envoltura trofoblástica se convertirá posteriormente en el cordón umbilical.

El cordón umbilical es el nexo de unión entre la placenta y el feto, éste está formado por dos arterias que salen del feto dirección a la placenta y una vena de la placenta al feto. Así pues, no existe intercambio de sangre directo entre la madre y el embrión, todo se realiza a través del corión y el cordón umbilical.

Aunque el origen del cordón y la placenta sea extraembrionario, se necesitan los tejidos maternos para formar todo el conjunto materno-fetal, que durante nueve meses servirá para que el feto se alimente e intercambie los gases necesarios durante el desarrollo embrionario.

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